Buscar este blog
sábado, 7 de mayo de 2011
TORRES DE FONOLA
No hace mucho era común referirse a la intelectualidad internacional, misma que se desentendía del mundo y sus corrientes, como inmersas, ocultas, refugiadas en lo que se denominaba ,metafóricamente , torres de Marfíl ; un lugar donde sólo éstos podían penetrar para no ser molestados con la cotidianeidad diaria, y el tráfago de problemas que suelen venir adjuntos a ella. Pues bien... en el Chile de hoy, -y por lo visto no es el único caso-, no es la intelectualidad plena la que se refugia en sus torres de Marfíl, sino que las autoridades pertinentes,elevadas prácticamente a una extraña santidad, han decidido refugiarse muy convenientemente en lo que he dado en llamar, torres de Fonola, imitación tragicómica de sus homólogas más nobles. De otra manera no se explica el porqué los discursos políticos son uno, y la realidad,un otro muy diferente. Mientras las autoridades se pavonea felices, intentando explicar lo inexplicable, en casi la totalidad de áreas de interés cívico, léase también, humano, el sufrido connacional intenta vivir lo mejor que puede, intentando de algún modo calmar los reclamos, aprensiones, molestias, yerros, taras y defectos varios, que el sistema actual de vida y regulación nos impone a la fuerza, o por la fuerza, da lo mismo, y las argucias de quienes usufructuan de ellos.Es así entonces como las denuncias de robo, dolo, estafa, corrupción, sinvergüenzura, prevaricación, favoritismo, injusticia, excesos, y otros muchos por el estilo, suman cientos, miles, en un proceso que va en franco aumento, no en disminución. ¿Por qué?... simplemente porque la autoridad pertinente, salvo honrosas excepciones, no está nunca donde debiera estar, junto a su gente, a la ciudadanía, prefiriendo encerrarse en su torre de Fonola, a dónde sólo llegan los más cercanos, y a veces ni siquiera eso. Ninguna autoridad pertinente baja hasta dónde se generan los problemas, y los vive en carne propia, sólo suelen dejarse aconsejar y guiar por 'intermediarios' , a quienes es muy fácil corromper, inducir, manipular.Mientras tanto, la sufrida civilidad debe conformarse con promesas vanas, decretos extraños, leyes inefectivas, argumentos que casi nunca se cumplen a cabalidad, porque en algún punto de la interminable burocracia cotidiana, la solución prevista termina por diluirse en la nada misma, favorecida y generada por los secundones de siempre, un mando medio que a veces no se justifica para nada. Ejemplos los hay por cientos, pero es en extremo peligroso hacerlos públicos a viva voz, porque entonces allí si que el sistema funciona, y con la perfección de un engranaje bien aceitado. No queda otra entonces ,que comentarlos a vox populi,entre los amigos, los conocidos, las personas de la fila, la cola, el supermercado, la feria,o sea, el pueblo mismo, sito en los lugares dónde la autoridad no llega, no escucha, ignora por completo. Ya lo comprobó, dolorosamente en carne propia, el mismísimo Nixon, la vez en que como un simple y anónimo estadounidense más, siendo el presidente de la nación, buscó paz e inspiración en el memorial a Lincoln, siendo abordado entonces, aleatoriamente, por otros ciudadanos tan anónimos como él en ese instante, que le señalaron verdades inmediatas que no podía, o no le dejaban apreciar, por estar demasiado elevado, quizás oculto, en su particular y propia torre de Fonola. La historia comienza recién a señalar ,lo que sucedió en el corazón y la conciencia del otrora hombre más poderoso del mundo ...Dios permita que ese mismo espíritu se contagie al resto de gobernantes, y autoridades pertinentes, ojalá en todo el orbe, y que un mañana diferente comience a brillar para quienes no somos , la mayoría de las veces, nada más que carne de cañón...manadas de borregos obligados ,la más de las veces ,a seguir el cencerro de la miopía, la hipocrecia, y la veleidosidad humana, nos guste o no nos guste... no se nos ofrece otra alternativa, y por desgracia, quién se resiste o intenta oponerse sin conocer verdaderamente sus derechos, simplemente es arrollado y escarniado por un sistema que se cobra, y con creces, su no aceptación y reverenciación inmediata. Si los intelectuales han comenzado a dejar atrás su impenetrable torre de Marfíl, no va siendo hora ya que los políticos y gobernantes, especialmente en Chile, se bajen de sus torres de Fonola, y verdaderamente caminen junto a quienes los han ayudado, indirectamente, a subir a ellas.