Cual es la diferencia más noble, notable, inmediata, entre un país que se precia de decirse, llamarse, demostrarse, completamente desarrollado, o, en el mejor de los casos, notablemente en vías de desarrollo. Será acaso un crecimiento económico a la vista; tal vez una población brillante,culta, trabajadora;posiblemente ser visto como una lumbrera entre sus homólogos y aledaños... ¡por supuesto!, es todo esto y algo más todavía. Porque para llamarnos desarrollados, no sólo debemos ser económicamente suficientes, cultos, tomados como referencia inmediata respecto a un determinado algo, sino también, debemos actuar y sentir con verdadera altura de miras, no con resquemores y condicionamientos vanos y transnochados. Nada sacamos con querer parecer y no realmente ser, muchísimo menos creernos superiores , rondar el círculo dorado,cuando en realidad aún no somos capaces ni con nuestra propia peculiaridad humana,corrupta, veleidosa, intransigente. Prueba de ello nuestro Chile de hoy... un país que insiste en abrir viejas y rancias heridas, una y otra vez, en una especie de masoquismo mal intencionado, tendencioso, y, aprovechado. Porque ni siquiera se tiene la intención de terminar con la farsa, con el circo barato, vergüenza a nivel internacional, sino que , en y a manos de un grupúsculo de interesados, que se relevan de generación en generación, se insiste porfiadamente en condenar, denostar y perseguir, un proceso político-social que debiera haber concluído, desarrollada y elegantemente, en la década final del siglo pasado.Pero no... aún se puede respirar, ver, apreciar, un venenoso ambiente de resentimiento popular, respecto a un proceso que cambió radicalmente nuestra idiosincracia nacional, no para mal, sino para el bien de todos los involucrados en el mismo.Si estos ignorantes en extremo politizados y tendenciosos, ocupara aquel tiempo de revolver gallineros ajenos, en estudiar, cultivarse, conocer verdaderamente el cómo y el por qué de dicho proceso, con verdadera altura de miras, no con oscuros y nauseabundos propósitos, se darían cuenta que el Chile de hoy es infinitamente mejor al Chile de ayer. Por supuesto, no hay que dejar de lado el costo que dicho cambio nos impuso, en todo tipo de ordenes y circunstancias, a la totalidad de ciudadanos involucrados en el mismo. Pero ello no significa que hay que seguir una y otra vez, patéticamente, llorando sobre la leche derramada, desgarrando vestiduras, en una dramática cacería de brujas absolutamente fanática, creyendose ellos los dueños , tanto de la verdad absoluta como del país entero.BASTA YA...existen otros chilenos a quienes no interesan aspectos revenidos, hediondos a venganza barata, miserablemente sub-utilizados, porque existen hoy en día cosas muchísimo más importantes en que pensar, actuar, o corregir, que perder el tiempo en un bis eterno, inconsecuente con los verdaderos hechos acaecidos otrora. La historia posee dos polos de acción y visión, y no resulta nada saludable para la estabilidad, credibilidad, imagen externa de un país, el que sólo uno de ellos alardee y vocifere respecto a una situación que comprometió al cién por ciento de la ciudadanía. De allí, por ejemplo, que España con Franco, Francia con De Gaulle, la ex-URSS con Stalin, Alemania con Honecker,incluso China con Mao, hayan dejado las cosas tal como quedaron en su momento, y dando vuelta del todo la página histórica, iniciado nuevos rumbos... son naciones desarrolladas por si alguno lo ha olvidado. En cambio en nuestro Chile de hoy, dele que suene; continuamos haciendo circo, y volvemos a repetir yerros históricos similares a los de O'Higgins, Portales, Balmaceda, Ibañez, una y otra vez, en una secuencia más propia de borregos tendenciosos, y no del verdadero tigre que se esperaría del Chile de hoy. Con razón la máxima popular señala que, aquellos que nacieron para pitos, nunca llegarán a cornetas, máxima que nunca como antes se encuentra presente hoy en día entre nosotros.Es hora que el jueguito termine, que los muertos descansen en paz, y que ningún chileno, por muy ignorante y manipulado que sea, se transforme en el Maestro Inmaculado, ya que todos nosotros, absolutamente todos, somos más que pecadores, y no tenemos ni la moral, ni el espíritu, ni la talla suficiente, como para levantar y arrojar la primera piedra... aunque muchísimos de los que hoy lloran, vociferan, rasgan vestiduras, claman sangre y venganza, señálense a si mismos como ángeles vengadores,poseyendo ellos y no los demás, autoridad divina para juzgar, condenar, y ejecutar sentencias que son de Dios, y no del hombre.
elkeno