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martes, 28 de junio de 2011

PRINCIPES DE LA EDUCACION

Culmina un ciclo muy particular, iniciado a comienzos del 2006.
Luego de largos años, que sin embargo se hicieron muy cortos, un proceso educativo generado por un sistema visionario, quizás adelantado a su momento, tiempo y lugar, llega a su fin... sin pena ni gloria.
Porque la ejecución del programa especial de Educación Superior para trabajadores, diseñado y aplicado en este caso por una sede muy particular de la Universidad Arturo Prat, Victoria, con su contraparte santiaguina por cierto, ha llegado a su fin en lo que respecta al área de educación, específicamente Historia y Geografía, sin que nada ni nadie haya dicho una última palabra al respecto, abiertamente al menos, para justificarlo, muchísimo menos defenderlo.
Si, es cierto.
La educación en nuestro país se encuentra acabada, demodé, enferma, absolutamente en crísis, razón más que suficiente para que los agudos de siempre, aquellos que viven encerrados en sus torres de fonola, según nuestra realidad, desde allí diriman lo inderimible, expliquen lo inexplicable, busquen una quinta pata que por lo general, teoricamente, siempre encuentran, y que en este particular caso aquí señalado, viene siendo este proceso.
¡Oh, sí!
Porque si la educación está mal en Chile, es por culpa de un profesorado ineficiente, mediocre, ignaro, mal preparado, y qué mejor ejemplo de ello, según estos agudos, que los programas tales como el que hoy culmina, graciosa y tristemente, a vista y paciencia de un público que no tiene la menor idea del cómo, los porqués y los cuándo.
Miran y apuntan sus venenosos dardos hacia los más modestos, los más sacrificados, los más esforzados, y a ellos crucifican graciosamente al igual que el Martir del Gólgota, sin saber, insensatos, que en otros nidos más espectaculares y sacrosantos, las lacras son iguales y/o peores, con la salvedad que allí no deberían tener excusa alguna de ser ni justificarse, precisamente por aquello de la espectacularidad sacrosanta de sus sistemas e instalaciones popof.
Un único consuelo, y en extremo significativo, lo otorga aquella prueba máxima del lápiz y del papel, la prueba de la blancura, la prueba del igual a igual... una medición observante in situ, donde las papas queman; donde existe el problema real; allí donde todo es cancha, combate y lid... allí donde se necesita de 'un maestro con cariño', no necesariamente un educador alcurnioso y desentendido, principes del sistema, 'príncipes de la educación'.
¡Vaya desperdicio!
Solo queda dejar constancia que no pierden aquellos quienes optaron por este apostolado de rigor y sacrificios inconmensurables, sino el país, nuestro Chile... y por supuesto todos aquellos desgraciados, que ni siquieran van a tener la posibilidad de recibir una migaja de educación, específicamente en aquellos lugares donde los 'príncipes' de la misma no se atreven a entrar, salvo honrosas excepciones que por cierto las hay, ya sea por seguridad personal, interés, o emolumentos, que al fin y al cabo son los que mandan aquí y en la quebrada del ají, y más abajo en la quebrada del ajo.